De hecho, es más fácil determinar lo que no es el minimalismo de lo que realmente es. Se puede considerar un punto de partida, una hoja limpia, donde todo comienza. El diseñador puede volver a redefinir su trabajo.1
Oficialmente, el concepto de “minimalismo” se introdujo en la década de 1960, cuando un grupo de artistas en Nueva York decidió rechazar representación tradicional en pintura y escultura. El artista Donald Judd describió su trabajo “Sin título” como “una simple expresión de pensamiento complejo” („the simple expression of complex thought”).2
Esta definición también refleja la esencia del minimalismo en la moda, donde los atuendos deben ser útiles y al mismo tiempo hechos de una manera elaborada. Minimalistas en cuanto a adornos, accesorios y excepcionales en términos de diseño. En este sentido, se puede encontrar minimalismo en la moda mucho antes de la fecha de la aparición del propio concepto.
El minimalismo se asocia con la elegancia atemporal, donde las piezas de ropa son tanto hermosas como funcionales. Permiten que la personalidad sobresalte, proporcionan un fondo para ella.
A diario, hablamos del minimalismo en el contexto de la búsqueda de la simplicidad y la libertad. En oposición al exceso de cosas y oportunidades. Queremos traer minimalismo a nuestra vida limitando el estado de posesión a lo que es realmente importante y valioso.
Un especialista de metodología de enseñanza solía decir que es importante enseñar: “menos, pero mejor.” Igual que en la vida, centrarse en la calidad y la simplicidad nos permite dedicar un tiempo valioso a la vida y el desarrollo. Simplemente.
1 Harriet Walker, Less is more. Minimalizm in fashion, London 2011, p. 9.
2 Ibídem.
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